domingo, 2 de septiembre de 2012

La pregunta de sus ojos.

Durante el período de pasantías, el libro indicado para leer fue 'La pregunta de sus ojos', de Eduardo Sacheri. 
En las tres entradas siguientes, la consigna consta en analizar tres puntos diferentes de la novela: 'el género', 'el tema' y 'lo argentino'. 
Para introducirnos en el tema, a continuación adjunto una pequeña sinopsis del libro: 

Benjamín Chaparro, sesenta años, canoso, nariz aguileña, el rostro flaco, no quiere chapalear torpemente en la nostalgia. Pero se acaba de jubilar y trata de esquivar las esquirlas de una tristeza adicional. Teme hundirse en la melancolía patética de hablar de las mismas cosas de siempre con los mismos viejos de siempre. Durante treinta años trabajó como prosecretario de un juzgado de instrucción. En una vieja Remington comenzará a escribir su primera novela. Necesita repasar su vida y contar la historia de un homicidio que no puede olvidar: el de Liliana Colotto, una joven maestra de 23 años, casada con Ricardo Morales, que fue violada y estrangulada en mayo de 1968 en su departamento de Palermo. El viudo se describe ante Chaparro como “un tipo anodino, grisáceo, con un destino propio de chatura”. En la Argentina de la dictadura de Onganía, un hombre limitadísimo apellidado Romano, casado con la hija de un coronel de infantería, llega a prosecretario y busca el atajo más fácil para resolver el caso: acusar a unos albañiles, “dos negritos con cara de chorro”. “Nadie es capaz de leer, en la borra del presente, las señales del futuro”, escribe Chaparro, quien recuerda cómo ayudó al viudo a encontrar al verdadero culpable. A través de unas fotos de la víctima descubrió al asesino, Isidoro Gómez, que logró hacerse humo a tiempo. En el ’72, después de intentar viajar sin boleto en un tren, fue detenido y ahí nomás saltó el pedido de captura por homicidio. Interrogado por Sandoval, “un consumado encuadernador de expedientes”, Gómez confesó el asesinato. Gracias a la ayudita de Romano, patotero de poca monta ascendido en las fuerzas de inteligencia antisubversiva, el criminal salió de la cárcel de Devoto un año después con la amnistía dictada a los presos políticos.
Esta vieja anécdota que llegó a oídos del escritor Eduardo Sacheri mientras trabajó en un juzgado, la de un preso común que se coló por el orificio de la amnistía, fue el disparador de La pregunta de sus ojos, su primera novela que acaba de ser reeditada por Alfaguara, a pocos días del estreno de la película dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín (ver aparte). Como un gran prestidigitador, Sacheri hace creer al lector que se sirve del género policial para narrar un crimen cuyas derivaciones se ciernen sobre la dictadura militar. Pero en un segundo plano, Chaparro va rumiando ese amor por Irene que le incinera las entrañas. Las cuerdas del relato se tensan a medida que los personajes meten las patas en el barro de la violencia de los ’70. “Me interesó especialmente que la atmósfera de la vida cotidiana se fuera enrareciendo como la misma realidad política, hasta desembocar en el horror de la dictadura; esa cosa del huevo y la serpiente, de progresivo enroscamiento y oscurecimiento de la realidad”, señala el escritor a Página/12.

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